Transpirando lágrimas de sangre {Libre}

por **Kódak T. Holmes** Jue Mar 11, 2010 9:39 pm

Sus piernas cubiertas por un fino pantalón de deporte, que se empeñaba en alzarse para revelar unos tonificados y poderosos muslos marcados, se movían de forma veloz por encima de su própia pista de baile. Porque eso era lo que hacía, bailaba con el balón. Como Oliver Ato, de Oliver y Benji, los magos del balón y todo ese rollo. Esa pequeña esfera coronada por muchos pentagonos de cuero rodaba de forma mareada entre sus pies, dejándose pisotear, chutar y volver a pisotear sin compasión alguna. Sus ojos plateados con reflejos verdes como la hierba del campo no se separaban de los ojos de sus rivales. Le encantaba ver en sus ojos la derrota, el sentimiento de impoténcia en el que se ahogaban al ver que eran incapaces de hacerse con el balón sin recibir un buen codazo en la boca o un pisotón con muy malas intenciones. Y es que el fin justifica los medios. ¿No? Claro que sí, si no que se lo digan a su codo pelado de una de sus tantas caídas espectaculares, de las que luego se vengaba con segadas que el muchacho que hacía de árbitro no se arriesgaba a amonestar ni sancionar. El sol brillaba. Kódak reía macabramente. Su codo sangraba, transpirando lágrimas color carmín. Y ese día, ese día iba a ser su día.

por **Jules Anistton** Jue Mar 11, 2010 9:48 pm

Como era costumbre en el campamento, los monitores de allí hacían guardias o simplemente miraban si todo estaba en orden. Y esta vez le tocaba a Jules esa tarea. Se calzó sus bambas blancas reglamentarias, se recogió el cabello en una coleta alta de caballo ( que cuando caminaba se bamboleaba de una lado hacía otro con gracia, y no te digo ya cuando corría) y comenzó su paseo habitual.

Su simple camiseta blanca dejaba ver el comienzo de unso firmes y bonitos pechos, que ahora estaban sujetos por un comodo, pero elegante a la vez, sujetador de color negro, haciendo juego con su braguita del mismo color, y sus pantalones cortos de color negro también. Esta vez se dejó las gafas de sol, pero alguna que otra vez las llevaba puestas.

En uno de sus recorridos pasó por las canchas de futbol, en donde por suerte, se estaba jugando un partido de fútbol. Jules sonrió y se acercó para ver que se cocía allí.

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