¿Dos días?¿Solo? {Coraline}

Percy tenía las horas contadas en ese campamento. Lo suponía. Más bien se lo habían dejado claro tanto los alumnos como los monitores.
Debería de haberse quitado la camiseta de I'm with stupid y a ver dejado los comentarios para por lo menos...cuando llevara una semana o así. Pero es que era incapaz de reprimirse, tan rodeado de niños pijos que se creían “lo más del mundo mundial” y no estaba hablando especialmente de tías.

Asique su bebida revitalizante había acabado de repente en el pelo alisado de un chico con cara de haber comido un limón y una sudadera de Dolce & Gabana..
El monitor ese tan estupido le había pillado dejando caer el poco líquido que tenía su vaso (vale, estaba recién lleno, pero...) y había encontrado la escusa perfecta para enviarle a limpiar las cocinas. Según él, a Percy le quedaban dos días en el campamento con nombre de anuncio de crucero. Pero tampoco quería volver con su padre tan pronto asique por lo menos si cumplió el castigo.

Y allí estaba, con una bata blanca que parecía de auxiliar de enfermero, tumbado sobre la tierra en frente del embarcadero. La cabeza apoyada sobre un tronco tirado en el suelo y las manos detrás de esta haciendo de cojín. Si Percy hubiera contado con un trozo de paja para la boca estaría para una foto. Movía uno de sus pies al sonido de la música de S.O.A.D que sonaba más alto de lo normal al tener un casco quitado, por si acaso aparecía el monitor capullo por algún lado.
Había dejado la escoba tirada cerca del camino. Lo que le faltaba era ser una cha-cha. Por lo menos si la cocinera hubiera estado buena...

En cuanto vi el interior del campamento petado de gente, me estresé de tal manera que tuve que hacer como que me estaban dando ganas de potar para que la gente se quitase de en medio y pudiese salir de allí en paz. Me gustaba la gente, claro que sí, pero no la aglomeración... Me recordaba a la Semana Santa de Bristol y no, tío... El único Jesus que quería ver era "el de Suburbia", de la canción de Green Day, y dudaba mucho de que andase por ahí y no en otro lado haciendo botellón con los doce apóstoles esos.

Me había ido hasta el muelle, me había quitado las Vans de cuadros y las llevaba en las manos mientras caminaba subida por el bordillo de este mismo con un palo largo en la mano moviéndolo como si fuese alguna especie de arma ninja e intentando guardar el equilibrio para no caerme. Lo único que me faltaría sería romperme la crisma contra las rocas de la playa... Aunque mira, no era mala idea, total lo único que les molestaría a los del campamento después sería limpiar todo aquel desperdicio.

Diez minutos después me detuve sobre un pie, como una grulla, y me fijé en un chico tirado de espaldas a mí y con una bata a lo doctor House tirado en el suelo. Arqueé una ceja y bajé del bordillo sin ponerme las Vans, acercándome cual tortuga Ninja al chico de puntillas y después parpadeé mientras lo examinaba de cerca. Bueno, tampoco había mucho que examinar, una pequeña mata de pelo negra y una bata blanca. De su ¿cabeza? salía música. Alcé las cejas, emocionada.

-¡Joder, un fiambre!-dije entusiasmada con la mente pervertida por tanta pelis gores y le empezó a dar golpecitos con el palo para percatarme de que estaba inerte. Desde luego, a muerto no olía...

Comenzó a silbar cuando sonó Sugar, aunque realmente no le pegaba demasiado el título con la canción que sonaba desde el iPod. Percy comenzó a pensarse seriamente si eso de estar en el campamento había sido buena idea. Después de todo podía putear a su padre de otra forma en la que no le putearan a él.

Los acordes de la canción comenzaron a repetirse como si fuera un remix de una canción de bacalao. Miró su aparato y le golpeó en un lateral con la palma de la mano. Percy sintió algo extraño y miró. ¿Un palo? ¿Qué hacía un palo golpeándole? El sonido de una voz le hizo dar un bote. Error. Al envararse se levantó demasiado rápido sin mirar, y se golpeó con algo en la frente.

- Ay, joder. ¿Pero que mierda...?- se frotó la sien con una mano. Había vuelto a caer tumbado encima del tronco, con la mano en la frente, los ojos entrecerrados por la luz del sol que le daba directamente en la cara. Miró con curiosidad a la chica de pelo moreno desde el suelo, sonriendo de lado y apartando la mano de su cara, para volver a levantarse un poco.- Um, ¿estas bien...?- preguntó enarcando una ceja con curiosidad.

Cuando al tercer golpe de palo aquel chico se movió di un bote del susto, ahogando un grito, aunque no pude hacer mucho al recibir un golpe en la barriga con su perolo y caí de rodillas al suelo, apoyándome con mis codos antes de caerme del todo. Me incorporé con el ceño fruncido y los labios apretados a modo de rabieta y me revolví el pelo con una mano como si así fuese a colocármelo, aunque más bien lo que hacía era empeorarlo. Sacudí mi camiseta ya de por sí zarriosa de Paramore y me incorporé levemente con las rodillas doloridas. Grulí por lo bajinis.

-¿Sabes? He estado mejor.-ironicé rodando los ojos y levantándome y entonces me fijé en el chico. Alcé las cejas ya de pronto más interesada y fruncí el ceño, desviando la mirada. Vaya, ahora me enteraba de que me ponían los andróginos.-¿Qué narices haces aquí tirado vestido de médico? Carnaval pasó hace ya unos tres meses... Vamos, yo aviso.

Chasqueó la lengua volviendose a recostar en el tronco. Total, la chica se había vuelto a poner de pié sana, ¿no? Y si no...le indicaría por donde se llegaba a la enfermeria.
Percy se estiró lo largo que era, como si estuviera en su propia cama y no en medio de un embarcadero donde podría haber gente.

- Lo sé, pero esque ayer estuve viendo House hasta tarde y claro...- volvió a chasquear la lengua, y la miró de reojo con una sonrisa divertida.-[b]¿Desde cuando la gente se pone a golpear un muerto con un palo?¿O esque querías llamar la atención? Aunque...- dejó la frase en el aire, mirandola de reojo de arriba a abajo y sonrieó antes de cerrar los ojos mirando al frente.

Volví a coger mi palo y le di una vuelta, entonces me percaté de que aún estaba descalza. Rápidamente salté sobre mis zapatillas para ponérmelas de un tirón mientras miraba al chico que en ese momento estaba hablando. Bajé la mirada y bufé a modo de risita por el comentario, pero el segundo ya no me hizo tanta gracia. Sin saber a lo que se refería (Típico en mí, no enterarme ni de cuando me preguntaban qué hora era), lo miró con los ojos entrecerrados y cogí el palo por ambos extremos.

-¿Aunque...?-pregunté instándole a seguir la frase, rompiendo el palo por la mitad como si quisiese explicar con el crujido de la rama lo que podía hacerle a sus huesos según la respuesta que diese. Vale que por solo ser guapo y estar bueno se le podía perdonar, pero conque le deformase un poco la cara a bofetadas... Listo. Buah, no me sentía tan violenta desde que me tomé dos litros de Coca-Cola en media hora mientras veía Pressing Catch. ¡Malditos y provocadores bichos del campo!