Mona Keverich S.

Nombre:
Mona.
Apellido/s:
Keverich Steibelt.
Edad:
17 años.
Descripción Física:

Mona es una joven alta delgada y bastante activa en cuanto se refiere a su cuerpo, le gusta hacer deporte y cuidarlo.
Puede pasar como una joven superficial y egocéntrica, pero no es nada de eso, simplemente le gusta como se ve, y al parecer es lo único que le gusta de ella.
Al contrario de lo que ella piensa, la gente puede observar en su imagen una figura delicada y estilizada de la cual sobresalen detalles como sus ojos de un color azul intenso y su sonrisa, su sonrisa es como la de una niña pequeña, siempre lo fue, a pesar de no ser muy risueña tiene una sonrisa que es bastante envidiable. Muchos pueden pensar que la perfección de su sonrisa se debe a que no la enseña muy a menudo. Pero ella es de las personas que piensan que una sonrisa es algo muy importante, aunque no le de mucha importancia al hecho de sonreir, siente como que regalarle una sonrisa a alguien debe hacerse cuando en verdad se tienen ganas de hacerlo, y durante su vida hay que aceptar que Mona no ha tenido muchas ganas de hacerlo.
Un detalle peculiar, por su parte, lo único que vale la pena en su rostro es su nariz, le gusta, aunque aún no sabe porque.

Mona es una chica alegre, simpatica, no le gusta estar mal con la gente, tampoco es que busque que todos la adoren, simplemente prefiere quedarse en un termino neutral.
Desde pequeña se ha criado sola, nunca "gastó" mucho tiempo buscando amigos, simplemente había cosas que le llamaban más la atención que quedarse a jugar en un parque con otros niños.
Con el tiempo al crecer, exactamente la parte de crecer sucedió muy rápido. Mona es una chica bastante madura para su edad. Aunque su padre no crea lo mismo.
Le gusta escribir, se pasa el día escribiedo, en libretas, con la maquina de escribir antigua de su padre, en su laptop, en todas partes escribe, de todo, cosas sin sentido, y cosas con tanto sentido que hasta podrían sacarse citas célebres, aunque claro, ella no suele admitirlo.
Dejó los estudios al acabar el último año con diecisiete años, y desde entonces cree que estudiar en una universidad no vale la pena. Prefiere quedarse en su habitación con su música y sus escritos.

Aunque su comportamiento sea el de una persona tranquila con todas las personas, la limpieza y el orden son cosas que realmente le preocupan, aunque, preocupar no es la palabra, la condicionan.
Mona sufre de un trastorno obsesivo compulsivo con el orden y la limpieza, aunque para ella ya es algo controlable, algo que no le demanda ayuda para lidiar con ello, sabe arreglárselas sola.

Mona conoce de su posesión de este trastorno, pues muchas veces sus padres e incluso sus amigos se lo han comentado, pero ella insiste en que no hay problema, que no es grave, que simplemente son “manías” que tiene. Aunque en su interior sí teme que pueda convertirse en algo más que una simple “manía”. Y aunque a veces se sienta culpable por sus actos, no puede evitarlo, no puede evitar limpiar cada sitio en el que su cuerpo debe estar en contacto, cada objeto que sus manos deben atrapar u ordenar algo en todo momento.

El T.O.C de Mona comenzó con la llegada de su hermano a la familia. Aunque verdaderamente comenzó mucho antes. Su madre intentaba siempre mantener la casa limpia, Mona se quedaba maravillada con las ganas de su madre de que la casa siempre quedara como los chorros del oro.
La joven mantuvo el orden y la limpieza en su cuarto por si misma cuando pudo hacerlo, cuando tuvo la edad para poder organizarse.
Cuando el pequeño Simon llegó a la familia, todo lo que Mona veía maravilloso de pequeña se le vino abajo. El orden y la limpieza de todas las partes de la casa se había desvanecido, el único orden que persistía era el de su habitación.
Platos sucios, pintura en las paredes, juguetes y varias manchas en los sillones comenzaron a aparecer pretendiendo quedarse. La madre de Mona parecía no darle importancia a lo que estaba ocurriendo con su casa, pero ella sí lo veía, y se cuestionaba si ella de pequeña causaba tantos desastres. Allí fue donde se puede decir que comenzó el trastorno, intentando remendar el desorden que seguramente habría causado ella misma de pequeña y que su madre había tenido que arreglar, comenzó a ocuparse de la limpieza y del orden, pero no solo en su casa, sino también en su vida diaria.

Odios:
-El desorden.
-La suciedad.
-Su hermano.
-Sus padres.
-Estudiar.

Manias:
-Orden.
-Limpieza.
-Lavarse las manos siempre que puede.
-Llevar un bote de alcohol en gel siempre consigo.
-Limpiar cada uno de los objetos que tenga que tocar.

Fobias:
-Al desorden.
-A la suciedad.
-Las arañas.

Otros Datos:

-Colecciona posa vasos y servilletas de todos los bares y restaurantes a los que va (a veces ha tenido que esconderlos porque estaba prohibido).
-Desde pequeña cree que hay alguien que ha nacido para estar con ella y ser el amor de su vida, aún lo busca.
-Dice que canta en la ducha, pero lo que más hace es gritar.
-Odia el olor del queso, le causa nauseas.
-No es para nada supersticiosa, y por una apuesta tuvo que dejar que un gato negro pasara por delante suyo(desde ese día obtuvo uno de sus gatos, es negro.), romper un espejo, pasar por debajo de una escalera, derramar sal y aceite, abrir un paraguas dentro de su casa, dejar una tijera abierta encima de la mesa y por último entrar en la primer escena de una obra con una camiseta amarilla debajo del vestuario. Después de todo aquello sigue en pie, y mantiene que no es supersticiosa para nada.
-Adora las películas de Woody Allen.
-Es adicta al café.

La infancia de Mona se resume en una sola palabra. Tranquila. Sí, totalmente tranquila, una infancia como cualquier otra, tal y como lo era ella, una niña como cualquier otra.
Sus padres estaban felices de tener una hija, y la niña parecía feliz de tener unos padres.
Una infancia totalmente tranquila, sin dudas.

Mona creció en Paddington, Inglaterra.
Empezó el primer año de escuela primaria con cinco años y unos pocos meses, dado que había aprendido a escribir pronto y no tenía muchos problemas con la lectura. Sin dejar a un lado el hecho de que sus padres, durante esos cinco años y pocos meses, habían cambiado bastante su estilo de vida. Los primeros años de vida de la pequeña habían estado llenos de cariño por parte de sus padres, pero con el tiempo se fueron distanciando.

Su padre consiguió un trabajo, cosa que necesitaba, que todos necesitaban, necesitaban aquel ingreso para la casa. Luego su madre también consiguió trabajo para ayudar a Maximilian aportando también dinero a la casa.
Cosa que llevó a Mona, con tan solo cuatro años, a pasar más tiempo con una niñera que con sus propios padres.

Con lo cual no le molestó comenzar antes que todos los niños las clases, pues al distraerse con las clases, no se paraba a pensar en la ausencia de sus padres, entonces luego cuando llegaba a clase, debido a su cansancio tampoco podía pensar, y así hasta el día siguiente, y el otro y el otro.

Diez años después la rutina se repetía, pero las habilidades de leer y escribir de Mona habían crecido considerablemente. Había conseguido deborar más de la mitad de la biblioteca de su padre, quien en algún momento había aspirado a ser escritor, en algún momento antes de que Mona naciera había pasado días enteros encerrado en aquella biblioteca leyendo y escribiendo en su máquina. La cual ahora se encontraba llena de polvo, aunque no por mucho tiempo.

Simon nació cuando Mona tenía exactamente quince años y seis meses, había sacado la cuenta, siempre la sacaba.
Mona se encontraba quitándole el polvo a la máquina de escribir de su padre cuando recibió la llamada del hospital. La cual acabó con un "Felicidades" por su parte y un "Te veremos luego" por parte de sus padres, cuando ese luego se convertiría en la semana siguiente debido que habían tenido que quedarse más tiempo en el hospital.
Por parte de Mona no hubo problemas, esa semana se dedicó a transladar la máquina de escribir desde la biblioteca hasta su cuarto. Se quedó cuatro días sentada en frente de aquel objeto antes de poder apretar cualquiera de sus teclas y comenzar a escribir.

Durante los dos años siguientes, la máquina de escribir se había convertido en su obsesión. Junto a su pequeño trastorno obsesivo compulsivo, al cual no le daba mucha importancia.
Aquel año acabó sus estudios con buenas notas, de aquello sus padres n o podían quejarse, pero Mona no quería continuar con los estudios, estaba cansada de estudiar, de los profesores, de asistir a las clases y de los examenes, todo aquello le parecía absurdo. Le parecía que había aprendido más de sus propios errores mientras se dedicaba a escribir en su cuarto que en todos los años de enseñanza que había gastado yendo al colegio y al instituto.

Una tarde sus padres la recibieron con un pasaje y con su entrada al Behind Spring Camp alegando que si no quería estudiar en una universidad podía no hacerlo, pero que no dejarían que se pasara el día encerrada en su habitación como había hecho hasta el momento. Debería asistir al campamento le gustara o no.
Aquello le dijeron, sin pensar en cuantos amigos tenía su hija en Paddington, porque cabe remarcar, que Mona no tenía ningún amigo en Paddington, y aún así pretendían que su hija fuera a un campamento lleno de personas, de adolescentes, de jovenes de su edad, cuando sabían con certeza que ella no era para nada dada a las relaciones sociales.

La respuesta de Mona a esa "invitación" no fue más que un asentimiento. No le molestaba, nada podía ser peor que tener que aguantarlos a ellos y a su hermano, ya se encargaría su madre de la limpieza de la casa, porque ella estaba harta de todo aquello. No dudó un segundo en subir a aquel avión y llegar al campamento. Después de todo nadie le obligaría a hablar con la gente de por allí, solo debía hacer lo mismo que tenía pensado hacer en su casa, solo que en un campamento. Era facil. O al menos lo parecía.